Conversations series I
Cartas a Alberto sobre su recomendación a ir a alanón.
* Luego de que Alberto me recomendara visitar alanón every week until get a job, fui la siguiente semana y esto fue lo que sucedió:
Busqué la página web de la organización y me fui al que me quedaba más fácil de llegar calculando que preferiblemente fuera en la ciudad o tal vez Hoboken. Decidí probar primero en Manhattan. La sesión empezaba a las 6 en St. Peter’s Church en midtown west. Llegué un poco antes para ubicarme estratégicamente, por si me daba demasiada pena ajena, embarrasment y poder huir sin que nadie por ello lo notara, ni incomodarme por alguna mirada represiva. Era la primera vez, yo en algo así, con gente desconocida, challenging. La reunión se hacía en una sala con luz de neón. Las sillas, nada especialmente cómodas, eran de metal gris y acolchaditas, eran unas quince sillas colocadas en semicírculo de dos filas. Ya habían unas tres personas cuando llegué, una señora de unos cuarenta y cinco con una chica más jóven, tal vez treinta, parecían conocerse por el modo que se saludaron. El lugar se fue llenando hasta que apareció quien dirigía todo este performace de la vida real y dijo “Welcome to alanón” traía una guitarra, colocó un incienso de canela y prendió unas lámparas de luz más normal y apagó la de neón. Del aspecto hospitalario del principio pasó a un poco la sala de un recital, que hasta el momento era de sólo de guitarra. Cantó una de estas canciones de Simon and Garfunkel tan clásicas que todos tarareamos juntos en la parte like a bridge over trouble waters… Terminó la canción, le siguieron sus respectivos apalusos con comentarios y conversaciones entre los presentes y yo. Habíamos entrado en calor y disuadido todas la tensiones. El primer testimonio fue surgiendo poco a poco a medida que los demás guardaban silencio hasta que claramente escuché “y abusó de mí”. Se me crispó el cabello y un fuerte sopor invadió mi cabeza, empezó la pena ajena, me dije. Miracles era hija adoptiva de un matrimonio que no pudo tener hijos propios y que a finales de los sesenta pertenecieron a toda una cantidad de matrimonios que adoptaron dentro de los Estados Unidos. Tenía tres hermanos, todos también adoptados y de otros padres biológicos. Miracles al igual muchos otros se mudó de casa al empezar el College a los 16 años. Ahora tenía 42 y vivía en NY.
No sé como terminó la cosa si con canciones o todos abrazados. No lo sé, porque me fui antes de que en la impresión de la pena ajena se convirtiera en panic attack.
Luego de varias semanas de recuperación de tanta realidad, el recuerdo ya es difuso y decidí probar pero yendo a otra zona de Manhattan.
(continuará…)
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